Ancla romana en Dénia

Ancla romana en Dénia

Era una mañana soleada, con un mar en absoluta calma. Íbamos a escudriñar, a buscar fondos novedosos en los que entretenernos. La sonda delató uno que encajaba en nuestras intenciones, alrededor de los -30mts. Con ese mar, esa luz y las aguas tan transparentes sería todo un placer pasear por estos desconocidos fondos.

Efectivamente, la visibilidad era excepcional aunque un poco empañada por la fuerte termoclina que a los -19mts nos cayó como un helado mazo al descender la temperatura hasta los 15,5º. No importaba, estamos acostumbrados a quiebros térmicos. Lo importante era que el fondo era realmente bonito. Mucha roca configurada como barra, con veriles de hasta 6 metros, mil huecos con langostas, morenas, numerosos sargos y abundancia de gorgonia blanca y, de repente, la estrella del día, un cepo romano.

No es fácil a primera vista identificar un objeto de estos. Han pasado unos dos mil años desde que está asentado en el fondo y se ha acomodado a él, quiero decir, se ha poblado de vida, de incrustaciones, algas y esponjas… se ha mimetizado con la roca y a simple vista no llama la atención de ningún modo. Sólo unos ojos expertos como los de Pepe podían desnudarlo y mostrarlo como es.

Para tener bien identificado el punto bajamos desde el barco un par de bidones vacíos que atamos al cepo a modo de baliza submarina. Luego hicimos unas rudimentarias medidas que daban como resultado una longitud próxima al metro y medio con anchura máxima de 20cms y alrededor de 200kg de pesado plomo.

Açó és una trovalla molt important sentenció el arqueólogo municipal de Dénia cuando le comunicamos el hallazgo. A partir de aquí se abría la perspectiva de solicitar una prospección y los rituales procedimentales de la ciencia arqueológica que, esperemos, darán como resultado la extracción del milenario cepo.

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