Buceo de Navidad en Benidorm

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Ya estamos en Navidad y nos vamos a Benidorm, donde no existe el aburrimiento, y menos aún si lo visitamos recorriendo sus fondos marinos.

Buceando en Navidad en Benidorm

No vamos a acabar el año sin bucear en Benidorm, icono superlativo de la Costa Blanca. Tras tantísimos años sumergiéndome en estas aguas no deja de sorprenderme gratamente la calidad de sus inmersiones, donde el agua suele gozar de una buena transparencia y donde la vida aflora por doquier, deslumbrándonos con grandes peces como las barracudas tanto como con pequeñísimos animales como los nudibranquios.

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Siempre es un placer bucear en Benidorm

Buceo en los Arcos de Benidorm

En esta ocasión nos acercamos a la isla de Benidorm, a su cara norte, amarrándonos a la boya que se encuentra en la zona de Los Arcos. Realizados los ajustes finales y con la botella abierta -y las aletas puestas, que no sería la primera vez que por descuido nos lanzamos al agua sin ellas- comenzamos el descenso por el cabo de fondeo, que descansa a casi 20 metros de profundidad. Allí confirmamos que todo sigue OK y tomamos un rumbo paralelo a la pared de la isla, que quedará a nuestra derecha según avanzamos, aunque vamos a ir algo separados, serpenteando entre los grandes bloques y formaciones rocosas que jalonan este paisaje.

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Las coloridas estrellas de Navidad de Benidorm

Mucha vida y un protagonista estelar

Bonitas estrellas parecen decorar el entorno, que en muchos tramos, sobre todo en las zonas más sombrías, aparece tapizado de la destellante anémona incrustante amarilla. Una morena se asoma curiosa desde su escondrijo, presta a recular si advierte algo extraño, mientras que si levantamos la vista nos desbordan las nubes de pequeños peces que como la castañuela se mueven incesantemente, atentos a los peligrosos escarceos de voraces depredadores como la dorada o el dentón, que como ejemplares sueltos patrullan estas aguas para proveerse del sustento diario. Tras acercarnos a la pared e invertir el rumbo encontramos los bonitos arcos dan nombre a este punto, y que se solapan como anchas grietas que nos invitan a pasar con mucho cuidado. Aquí el fondo y el techo se encuentran cubiertos de colonias de delicados briozoos y rematados siempre por alguna colorida estrella de mar que nos recuerda que, también bajo el agua, estamos en Navidad.

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Pórtico de la cueva que atraviesa la pared

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