Tras navegar desde el puerto Juan Montiel con la embarcación de Zoea, nos amarramos a la boya y descendemos a un fondo muy luminoso a -5mts, cubierto de piedras de medio tamaño y abundancia de frondosa posidonia oceánica.
La ruta propuesta consiste en recorrer el morro de la isla girando hasta la otra cara. Para ello buscaremos ganar profundidad a medida que nos dirijamos en dirección a la punta. Harán su aparición rocas que esconden numerosos motivos de interés en forma de pequeños peces como serranos, tordos y cardúmenes de negras castañuelas. Pronto nos toparemos con una lengua de roca que, en dirección SW podremos ir recorriendo; se trata de la cresta de la isla, que en su punto más profundo descansa en un fondo arenoso a -17 mts.
Desde allí iremos volando entre las numerosas formaciones rocosas de gran tamaño que dibujan un circuito imaginario y laberíntico,contínuamente patrullado por grupos de sargos, que podemos ir recorriendo según aparezcan los motivos que atraigan nuestro interés, ya sean flemáticos meros, escurridizas morenas o vistosos peces luna que podamos encontrarnos.
Y si nos fijamos en la roca será fácil encontrar algún pequeño y vistoso nudibranquio como la vaquita suiza o Hypselodoris elegans, que suelen encontrarse junto a las esponjas que cubren áreas de la pared. Y también, fuertemente agarradas al suelo abundan las nacras, esos bivalvos que como gigantes mejillones se yerguen verticales.
El regreso lo haremos invirtiendo el rumbo y ascendiendo de cota, aunque no por ello disminuirán los motivos de interés que siempre nos ofrece esta sencilla y vistosa inmersión.