Hoy nos espera un tremendo buceo en cala Salada, un bonito rincón en el litoral de poniente de Ibiza.

Buceo en cala Salada de Ibiza
A unas 3 millas desde el puerto de Sant Antoni y tras una navegación en la que disfrutaremos del impresionante paisaje litoral, encontramos un islote frente a la conocida cala Salada, en el litoral de poniente de Ibiza. Y hacia allí nos dirigimos para este extraordinario buceo.
Esta inmersión y todo el mejor buceo de Ibiza lo podemos conocer al detalle en la Guía de Buceo de Ibiza, con toda la información que necesitaremos para disfrutar del buceo en la isla.

Así llegaremos a cala Salada y enseguida a la illeta. Podemos comenzar el recorrido en la punta NW. Lo ideal es no fondear sino lanzarnos al agua para que al acabar sea el barquero el que nos recoja. Descendemos así a un fondo de unos -10 m que dibuja un saliente rocoso al que nos dirigimos y por el que caemos a un fondo sobre -20 m.

Cala Salada, un islote lleno de vida
Las paredes del islote son pronunciadas y están repletas de huecos y cornisas bajos las que pacen los reyezuelos y anthias rodeados de rojísimos organismos, destacando especialmente Pentapora fascialis, vistosa colonia de briozoos de forma arbustiva que luce intensos colores anaranjados y rojizos y que podemos ver sobre todo en los saledizos rocosos, junto a estrellas de mar y ejemplares solitarios de madrépora amarilla (Leptosammia pruvoti).

Grandes piedras que no nos cansaremos de recorrer sirven de entretenido escondrijo a decenas de especies como morenas, escorpas o falsos abadejos.
Restos de un pecio en cala Salada
Pronto aparecerán sobre los -30 m de profundidad los restos de un barco en forma de planchas y otras estructuras retorcidas y apelmazadas. También aquí merece la pena detenerse y comprobar la cantidad de vida que como siempre colonizan y sacan provecho de los restos hundidos, sin duda una segunda y fértil vida para estas viejas embarcaciones.

Más allá el fondo cae profundamente hasta descansar en un arenal sin interés por lo mejor es ir ascendiendo por la pared y los promontorios rocosos profusamente tapizados de falso coral y esponjas entre las que asoman los tentáculos algún gusano tubícula, (Serpula vermicularis) entretenidos mientras eliminamos nitrógeno para finalmente sacar la boya y balizar al barquero nuestra posición.