Buceo en el Carbonero de Cabo de Palos

Buceo en el Carbonero de Cabo de Palos

Este anciano navío, construido en 1888, portaba bandera italiana cuando fue hundido el 13 de octubre de 1917 por la implacable puntería de un submarino alemán. Era una embarcación de considerable porte (289 pies de eslora y 38 de manga) que se movía gracias a sus potentes motores a vapor, de ahí la presencia de carbón entre los restos del pecio, aunque otros apunten a que era ésta la mercancía que transportaba como carga.

Hoy es un trozo de historia profusamente colonizado de vida que cubre toda la estructura y que revolotea agitada entre sus mil huecos. Y aunque es todo un acontecimiento el bucearlo, hay que tener muy en cuenta el peligroso perfil de esta inmersión. Se trata de un recorrido prácticamente plano a una considerable profundidad, ya que la parte menos profunda se encuentra a unos -36 mts y la más,  unos 10 metros por debajo. Esto nos lleva a planificar rigurosamente la inmersión aplicando la regla de los tercios y dejando botellas de seguridad a la profundidad de la descompresión.

Tampoco debemos olvidar la boya deco y elementos de corte, dada la presencia de sedales, cabos y redes entre los que nos podríamos enganchar.

La última vez que lo buceé fue con Stingraysub, en San Pedro del Pinatar. La inmersión aconsejada transcurre fundamentalmente por la cubierta. No será difícil recorrerla toda en una sola inmersión aunque siempre iremos muy pendientes de nuestro consumo.

Acceder al interior es siempre un riesgo añadido por lo que de hacerlo deberíamos de contar con la adecuada preparación y medios. No obstante, la presencia de zonas donde la cubierta casi ha desaparecido y de la que sólo quedan vigas de sustentación provocan que entre mucha luz y encontremos pasos bastantes accesibles.

La abundancia de vida nos abrumará. Son miles los peces que parecen moverse como un único organismo, al unísono. Las nubes de anthias darán color a la escena, mientras morenas y congrios se refugian entre los retorcido agujeros.

Y con tanto pez no será extraña el encuentro con lechas, que se acercan a cazar, así como los bancos de barracudas, mientras algún gran pez luna parece observar la escena.

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