Maldivas es un pequeño país tropical formado por más de 1000 islas coralinas en pleno océano índico. Tiene todos las notas que atribuiríamos a un paraíso terrenal con playas interminables de blanca y finísima arena y alojamientos de ensueño. Pero sin duda son sus fondos marinos lo que más nos sorprenderá, sobre todo si vamos con esa idea, la de bucear o hacer snorkel.
Y es precisamente lo que nosotros vamos a hacer, disfrutar de unos fondos marinos alucinantes. Se plantea entonces la disyuntiva de si hacerlo con un vida a bordo, es decir, embarcar y pasar todos los días navegando y recorriendo las islas, o bien quedarnos en uno de los muchos resorts de la isla y programar las inmersiones más selectivamente.

Como no hemos venido a relajarnos sino a ponernos ciegos de buceo optamos por el vida a bordo y embarcamos en el Southern Cross, un barco de gama media pero con todas las comodidades para los poco menos de 20 buceadores que íbamos. Un barco resultón muy bien gestionado por la inefable Judith de la Rosa.
Llegamos a Malé tras un cómodo vuelo desde Valencia con Turkish, vía Estambul. Nos recoge una lancha que nos lleva al Southern donde nos reparten en cómodos y espaciosos camarotes con baño privado. Tras la presentación de tripulación y buceadores nos explican los horarios de comidas, inmersiones y consejos para nuestra estancia.

Entre el inagotable horizonte de inmersiones posibles acometeremos un buen puñado de los atolones más próximos a Male. Será un viaje de 9 días con 5 de inmersiones, unos 3 buceos cada día y nos sumergiremos en puntos como Kurumba Reef, Moofushi kandu, Diddu beru o Kudhimaa wreck. Los equipos de buceo y las inmersiones se hacen desde un dhoni, una embarcación típica maldiva que sirve de auxiliar al Southern

Como cabía esperar, el buceo es exhuberante, fondos muy luminosos y de un colorido y una vida desbordantes. Son incontables las especies que vamos a encontrar, desde peces tropicales hasta esponjas gigantescas y corales de una belleza pictórica. Todo rodeados de un agua a 29º, una maravilla.
Pero para muchos de nosotros la prioridad es el encuentro con grandes pelágicos, como los tiburones, las gigantescas mantas o el colosal tiburón ballena. Un deseo que se cumplió con creces. Ya el primer día vimos a un montón de mantas rayas que se acercaban a un promontorio coralino donde serían desparasitadas por peces especializados en estas tareas. En algún momento nos encontramos rodeados de estos gigantescos y pacíficos animales.

Cuando se trata de ir al encuentro de tiburones, lo normal es sumergirse en los canales que se forman entre arrecifes, en los que se generan corrientes que a veces pueden llegar a ser muy fuertes por lo que se recomienda el uso del gancho de corriente, sobre todo si llevamos cámara y necesitamos las dos manos para el manejo del equipo. Suelen ser inmersiones bastante profundas, que pueden caer más allá de los -30 metros. Vemos tiburones puntas negras, algún tiburón gris, puntas blancas… una orgía de escualos que nos tiene embelesados y con los pelos de punta durante toda la inmersión.

El encuentro con grandes morenas y con tortugas es bastante habitual, siempre resultan simpáticas y atractivas pero la estrella es sin duda el tiburón ballena, siendo Maldivas uno de los destinos donde hay probabilidades generosas de verlas, aunque como sucede con la fauna salvaje, no hay ninguna garantía de que así sea.
Nosotros no tuvimos mala suerte y dimos con un enorme tiburón ballena de unos 10 metros de longitud que nos permitió nadar a su lado durante unos inolvidables minutos. Una experiencia religiosa, que diría aquél.

Como os digo la vida a bordo es intensa pero relajante, no falta de nada, el barco es todo bienestar, la comida muy buena, con sabrosa base india y notas occidentales, la tripulación una maravilla, sin duda para repetir.
Y aunque es un vida a bordo, no faltan ocasiones para desembarcar en islas completamente desiertas y con un perfil que nos recuerda a las viñetas de los náufragos de Forges, y otras donde hay pequeñas poblaciones establecidas y que nos sirven para conocer el sencillo estilo de vida de estas gentes.
