La fragata Guadalupe, botada en La Habana en 1786, se hundió en aguas de Dénia en 1799. Era una embarcación de guerra armada con 34 cañones y mandada por el capitán de fragata José de la Encina, forrada de cobre y con una dotación de 327 hombres.

Eran días de guerra contra el inglés y la Guadalupe, que huía del acoso al que la sometían los buques ingleses Centaur, de 74 cañones y Cormorant, de 20, embarrancó en la punta del Sardo, en la zona de les Rotes. Se ignora si fue a causa del fuerte temporal o por el desconocimiento del rocoso y somero fondo de la zona pero el hecho es que la Guadalupe encalló la noche del 16 de marzo de 1799 y no considerando en un principio peligrosa la situación, muchos ocupantes la abandonaron a nado y dieron noticia en la cercana Dénia de la situación. Por la mañana el temporal había arreciado y ya era imposible el auxilio de la tripulación que quedaba embarcada, el buque hacía aguas y se optó por lanzar por la borda los pesados cañones y munición sin conseguirse la flotabilidad buscada.

La nave, batida por la fuerza de las olas se iba haciendo añicos y los tripulantes que optaban por saltar al agua eran destrozados por los envites de la mar contra la roca, aunque uno de ellos consiguió llegar milagrosamente a la costa y aquí viene la nota heroica, cogió un largo cabo y volvió a la mar, ante la incredulidad del paisanaje deniero, para lanzar el cabo a la maltrecha proa de la Guadalupe y de este modo fijar una línea de salvamento por la que muchos marineros conservaron la vida. Hubo 107 muertos, 40 desaparecidos y 180 supervivientes, y sobre todo un gran héroe, Andrés Martinez, que así se llamaba y en cuyo honor se puso el nombre de Martina a la embarcación de Salvamento de Náufragos de Dénia.
