Buena noticia para los estudiosos de la arqueología, amantes de la historia y admiradores del mar pues es la prueba de la gran cantidad de riqueza histórica que encierran todavía los fondos de la Comunitat Valenciana.
Nos desplazamos a la zona, donde ya estaban convocados los medios de comunicación y efectivamente pudimos comprobar que el mar había vomitado a la playa lo que aparentemente no eran más que maderos viejos pero que a los ojos de un profesional de la arqueología resultaban ser valiosos vestigios de un pecio del siglo XIX, piezas de madera, algunas de ellas ensambladas, pertenecientes a la arquitectura de una nave.
La inspección ocular del lugar ofreció testimonios de la carga de este barco pues aparecieron fragmentos de teja plana de arcilla con cartelas y sellos impresos que ofrecen datos sobre su origen y que sin duda identifican la nave como un bergantín goleta que transportaba tejas de producción marsellesa hasta el puerto de Dénia.
Las tareas de documentación e identificación de la nave continúan de modo que en breve se podrá ofrecer información más detallada del hallazgo. Lo que ahora me parece importante es destacar cómo en estas fechas de duro temporal que impiden la inmersión, existen otras posibilidades de observar los tesoros que encierra el mar cuando éste se cansa de albergarlos y nos muestra ese fino hilo que nos llevará sin duda a localizar el pecio hundido.
Mientras tanto nos sumergiremos en los libros y archivos y soñaremos con un poco de aventura que es como un bálsamo invernal para el alma del buceador.