El mar es escenario de infinitas historias, algunas cargadas de misterio como la del submarino nazi hundido en aguas de Calpe.
El submarino U77 de Calpe
El U-77 era un submarino nazi construido en Bremen y botado el 23 de noviembre de 1940 para entrar en servicio el 18 de enero de 1941, en plena contienda bélica de la II guerra mundial. El 28 de marzo de 1943 estaba navegando por aguas calpinas cuando fue detectado por aviones británicos del 48 escuadrón con base en Gibraltar, quienes lanzaron bombas contra él consiguiendo hundirlo. Hay que señalar que estos objetivos eran relativamente fáciles de localizar dado que los submarinos navegaban sumergidos con propulsión eléctrica cuyas baterías tenían muy poca autonomía, de algo menos de 90 millas a una velocidad de 8 nudos. Entonces se veían forzados a subir a superficie para cargarlas mientras navegaban con motor diésel quedando expuestos a los vuelos enemigos.
Algo así debió de pasarle al U-77 cuando fue hundido a 9 millas de la costa calpina, en el punto 38º 33′ 309 N / 000º 14′ 85 E. Al día siguiente, el pesquero “Peñón de Ifach” que navegaba por la zona oyó gritos y se encontró con 9 supervivientes sujetos a una balsa salvavidas invertida. Estaban ateridos de frío y aunque el pesquero inició una búsqueda de nuevos supervivientes, nadie más apareció con vida: murieron 36 personas y 2 desaparecieron. Como agradecimiento por el rescate, la embajada alemana obsequió a los pescadores con un reloj de pulsera, un salvavidas y 1000 pesetas a repartir entre la tripulación. Los muertos fueron enterrados en cementerios de Alicante y Altea.
La leyenda del oro nazi
Como corresponde a sucesos de estas envergadura, que dejan un amplio margen a la imaginación y fábulas, se dice que el submarino portaba un cargamento en lingotes de oro, de Rommel e incluso del propio Hitler aunque la investigación del pecio es bastante difícil pues se encuentra a gran profundidad, más allá del umbral del buceo recreativo. Además todos sabemos que los hallazgos subacuáticos de valor histórico no debemos expoliarlos sino dar conocimiento de ellos a las autoridades pues forman parte del patrimonio histórico.
En cualquier caso numerosos hundimientos en nuestras aguas alimentan la imaginación y el espíritu de aventura de muchos buceadores.