Desde siempre la humanidad ha buscado en el mar remedios para sus dolencias, aunque muchas veces la solución tenía poco de rigor y se basaba más en una consolidada superstición. Pero el mar esconde infinitos tesoros de salud.
Los mares albergan la mayor biodiversidad
En los mares predominan entre los seres vivos las relaciones simbióticas de interacción; el agua es un eficaz distribuidor y en ella se producen muchas más sustancias que en tierra firme. Los mares están deviniendo algo así como inmensos bosques tropicales cargados de sustancias activas que día a día se identifican e investigan por bioprospectores, científicos dedicados a la prospección biológica.

Muchos de los organismos sésiles, es decir, que viven fijos al sustrato, no sólo no pueden salir corriendo ante la presencia de un depredador sino que también carecen de protección externa tipo coraza, púas o también de dientes con que defenderse. Así, el seguir vivos es entre otras cosas porque han desarrollado otro tipo de protección como son las defensas químicas, casi siempre como consecuencia de relaciones simbióticas, como suele suceder con las blandas e indefensas esponjas que si bien no son venenosas por sí, se asocian a ciertas bacterias que sí tienen toxinas y les proporcionan las porras químicas a cambio de alojamiento.
Las defensas químicas de la vida marina
La vida en el mar desarrolla estrategias muy diferentes a las de los organismos terrestres y sólo de las esponjas se han podido extraer ya más de dos mil sustancias activas, algunas de ellas con demostrado efecto antibacteriano y antiviral, mientras que otras están siendo aplicadas con éxito en pruebas para combatir ciertos tumores.

También las algas proporcionan efectos curativos: algunas de las algas rojas reducen el colesterol, otras verdes producen polisacáridos que combaten tumores estomacales y otras marrones tienen efectos anticoagulantes.
La curación a través del mar
Y una ascidia de la familia de los tunícados tiene una poderosa sustancia activa que está convirtiendo en millonarios a sus descubridores españoles, que han vendido a multinacionales la patente de un medicamento anticancerígeno desarrollado a partir de esa sustancia activa.
Algas, corales, caracoles, esponjas, ascidias… el mar esconde una inmensa botica que va mucho más allá de los remedios que los antiguos encontraban en especies como el sufrido caballito de mar. Tenemos que proteger nuestra mar y sus especies por que la vida puede irnos en ello.
