Podemos abordar esta inmersión saliendo en embarcación bien desde Altea, bien desde Calpe, las localidades más próximas. En esta ocasión y tras salir del puerto Porto Senso de Altea, fondeamos poco después de la punta del cabo, en una zona de vistosas mordidas en el acantilado.

El fondo es de la misma naturaleza que el de las otras zonas del Mascarat: paredes que penetran en el agua, unas veces verticalmente y otras a modo de suave ladera y próximos a ella, bloques de roca de considerable tamaño entre los que encuentran refugio tordos, brótolas, corvinas así como otras especies menores, y que sirven también de coto para otros depredadores como la morena o la dorada.

A medida que nos separemos de la pared el fondo aparece salpicado de piedras más pequeñas, claros de arena, y amplias colonias de posidonia.
La ruta aconsejada consiste en fondear a unos 50 mts del acantilado, justo encima de un barco de pesca hundido de unos 15 mts de eslora que a una profundidad de –21mts reposa en rumbo 0º. La verdad es que los años han pasado y quedan ya muy pocos restos de esta embarcación de madera.

Después de recorrerlo detenidamente nos dirigiremos hacia la pared que podemos transitar hacia izquierda o derecha en función de la eventual corriente. En la pared se localiza alguna cueva a la que nos podemos asomar brevemente. Sin duda una inmersión muy completa y agradable que tiene como colofón el siempre interesante hallazgo de los restos de un pecio.