Hemos estado buceando y vamos a comenzar el ascenso. Pero debemos tener muy presente el modo en el que lo hacemos.
El nitrógeno, un gas inerte
Todos los buceadores sabemos que cuando nos sumergimos y respiramos aire a través del regulador estamos introduciendo gases a presión en nuestro organismo, y que de entre ellos, el nitrógeno, que no se metaboliza, se acumula en forma de microburbujas dentro de los distintos tejidos (extravasculares) y en la sangre (intravasculares).
Cuando tengamos que ascender tendremos que hacerlo a una velocidad determinada (no mayor a 9 metros por minuto), siendo muy recomendable hacer una parada de seguridad de 3 minutos de duración a 3 ó 4 metros de profundidad, a fin de asegurar una eficiente eliminación de parte del nitrógeno que tenemos acumulado, que pasa de los tejidos a la sangre y de ésta a los pulmones, expulsándose al exterior a través de las vías respiratorias.
Parando para descomprimir
Pero en otras ocasiones, debido a la profundidad que hemos alcanzado y el tiempo que hemos estado sumergidos, tendremos además que hacer unas paradas completamente obligatorias a cotas bien delimitadas, según resulte de las tablas de descompresión, y que tienen como finalidad dar tiempo a la eliminación de nitrógeno.
Si se omiten estas paradas o se hacen de un modo incorrecto, el nitrógeno de nuestro organismo puede alcanzar un punto de sobresaturación crítico, dando lugar a la formación de burbujas que inicialmente son sólo de nitrógeno pero que a las que se encuentran en los vasos sanguíneos se les adhieren además las plaquetas presentes en la sangre, aumentándose de este modo el tamaño de las burbujas originales y derivando en un trombo que puede obstruir la circulación
Tablas y ordenador de descompresión
Como sabemos, la necesidad de las paradas vendrá indicada por la consulta de las tablas de descompresión aunque actualmente todos utilizamos ordenadores que nos aportan claramente ésta y mucha más información. De todas maneras, ni las tablas ni los ordenadores son fiables al 100% por lo que siempre queda un margen de error, atendiendo fundamentalmente a las condiciones personales y de la propia inmersión (edad, frío, esfuerzo físico, obesidad o tejidos grasos etc.,)
Pero tampoco tenemos que olvidar que el buceo es una actividad muy segura porque todos los que la practicamos hemos seguido la formación que nos identifica los riesgos y que nos prepara para evitarlos y para actuar adecuadamente en caso de presentarse.