Desde allí se puede contemplar el esplendor de este mediterráneo escarpado repleto de pinadas y las referencias físicas del cabo de la Nao en la distancia y a nuestros pies, de la isla del Descubridor. Y también desde muy cerca de aquí podemos dirigirnos a la conocida cala naturista de Ambolo, en la vertiente Oeste o, como en esta ocasión vamos a hacer, ir a la opuesta, a la pequeñísima cala de Torre Ambolo. Para ello tenemos que coger un estrecho sendero que desciende por una empinada ladera y, aunque está acondicionado y en su mayor parte cuenta con escaleras, no es tampoco un paseo de rositas por lo que no es muy conveniente hacerlo con niños muy pequeños o personas con limitaciones físicas.
Tras unos minutos descendiendo por la cara Este y contemplando un paisaje litoral que casi nos asoma a la conocida cala de la Granadella llegamos a nuestro destino, una plataforma rocosa donde podemos equiparnos y lanzarnos al intenso azul que tinta estas aguas de una claridad y limpieza excepcionales y que podremos disfrutar con un recorrido en snorkel.
Enseguida que nos asomemos al fondo con las gafas de bucear nos sorprenderá la considerable profundidad, atenuada por la buena visibilidad. Podemos ir recorriendo las paredes del litoral, y si las dejamos a nuestra izquierda pronto encontraremos la entrada a una cueva donde hacemos pie y disfrutamos de una preciosa vista desde esta ventana natural.
Fuera el fondo alterna el sustrato rocoso con densas praderas de posidonia y blancos arenales. Si estamos habituados al descenso en apnea será fácil alcanzar 7, 8 ó más metros de profundidad aunque no es necesario para contemplar la cantidad de vida que se reúne por aquí, y así entre otras cosas pudimos observar un gran pulpo y, como contraste una pequeña raya que sirvieron de colofón a la sugerente visita a este rincón de mar en Xàbia.
